Guía: El orgasmo femenino

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Muchas son las dudas maquilladas por la angustia que me llegan a consulta con un dominador común, la preocupación por llegar o hacer llegar al orgasmo a la pareja.
Y es que vivimos preocupados por alcanzar y ser los procuradores de otorgar tal placer a nuestra pareja para que llegue al éxtasis, que nos olvidamos realmente de disfrutar del camino. Es decir, tenemos inculcado que el objetivo de toda interacción sexual, ya sea en solitario o en compañía, es el colofón final, el orgasmo. Y mientras tanto, el recorrido se convierte en un mero trance hasta llegar al éxtasis.

Y siento informar que cuanto más pensamos en el orgasmo durante nuestras relaciones sexuales, más difícil es su consecución, y tiene una explicación relativamente sencilla y es que, cuanta más presión nos añadimos, más nos estamos olvidando de disfrutar y por tanto, si no nos divertimos en lo que hacemos y tenemos la mente ocupada en la presión autoexigida, difícilmente conseguiremos alcanzar el orgasmo.

Durante años las mujeres hemos creído y crecido con la certeza de que había dos tipos de orgasmo diferentes: el clitoriano y el vaginal. Y que éste último se alcanzaba mediante la penetración y si no se alcanzaba era porque seguramente tu amante no era muy bueno y probablemente tú, tuvieses algún tipo de problema. Como veis, la afirmación se basa totalmente en una cultura coitocentrista, es decir, entendiendo el coito como el centro de la práctica sexual y obviando el resto de prácticas igualmente placenteras.
El autor de esta distinción fue Sigmund Freud y además, el padre de la psicoanálisis, añadió que los orgasmos obtenidos a través de la estimulación del clítoris eran orgasmos inmaduros, o lo que viene siendo lo mismo, orgasmos “de segunda”, otorgando prioridad a los orgasmos obtenidos a través de la vagina y afirmando que sólo éstos últimos eran considerados plenos en la sexualidad femenina.
Y aunque desafortunadamente muchas personas sigan creyéndose tal distinción, la hipótesis de Freud ha servido para que los investigadores hayan refutado esta teoría, que tantos problemas de autoestima ha acarreado en innumerables mujeres, y se hayan animado a investigar sobre el placer y la sexualidad femenina.

Lo que está claro hoy en día es que el órgano centrado y con una única función de dar placer a la mujer, es el clítoris.
Este órgano es el centro de placer femenino por excelencia y la parte del cuerpo con mayor concentración de terminaciones nerviosas, más de ocho mil fibras nerviosas lo inervan, el doble de las que se encuentran en el pene.

Pero el clítoris no es solo la parte visible, también incluye las raíces internas que conectan con la vagina: el capuchón y el glande, que asoman entre los labios menores, suponen solo una décima parte de su volumen total.

Clítoris

El clítoris está formado por tejido similar al del pene, es decir, con capacidad eréctil, así que es normal que durante la excitación el clítoris se agrande y sobresalga ¿maravillosos verdad?

Además puedo decirte a ciencia cierta que la mayoría de terminaciones nerviosas que posee la vagina se encuentran en los primeros 5 centímetros, de ahí la escasa importancia del tamaño del pene en las relaciones heterosexuales, y no, no es algo que nos hayamos inventado las mujeres para paliar el padecimiento de una sociedad falocentrica.
Podemos recorrer toda la vulva (conjunto de estructuras que componen los órganos genitales femeninos), no confundir con la vagina, que estaría dentro de la vulva para sentir qué zonas o qué nos resultan placenteras.

Yo te animo a que cojas un espejito de mano y te observes los genitales, mira su color, retira sus pliegues, analiza dónde hay vello y dónde no, palpa diferentes zonas con diferentes intensidades y examina como responde tu cuerpo a tales estímulos. Es interesante este ejercicio pues pocas mujeres conocen la anatomía de su bajo vientre y no solo sirve para saber si todo está en orden, sino también para saber que zonas son más susceptibles y excitantes a las caricias, por ejemplo.

Es difícil conseguir un orgasmo si no nos dedicamos tiempo a explorar nuestro mapa erógeno, es por ese motivo que no podemos crear una ruta fija para conseguir el orgasmo perfecto pues, a parte de que existen tantos centros de placer, como mujeres. El principal órgano sexual es el cerebro. Así que no hay nada como librarnos de las ataduras, sobre todo en materia de educación sexual, y nos pongamos manos a la obra a recorrer cada milímetro de nuestra piel para ver qué es lo que nos hace disfrutar.

Nuestro compañero/a sexual no tiene la obligación de adivinar lo que te gusta, esto es una creencia muy arraigada en el amor romántico y de hecho, yo siempre insisto en que, no somos adivinos, ni queremos serlo. Si algo te gusta, exprésalo, y lo mismo si algo no te agrada. Los gustos pueden ser mutables, por eso es importante que te comuniques con tu pareja sexual para ver si hay alguna práctica que ya has aborrecido, o por el contrario quieres seguir practicándola pero de otra manera diferente. El límite en vuestras prácticas está en vuestra imaginación y en el consenso, así que yo os animo a que os autoexploréis juntos.

Orgasmo femenino

Como ves la historia y las falsas creencias no nos lo han puesto muy fácil en materia de sexualidad y placer femenino, además si ahondamos en los cánones de belleza y el daño y presión que eso causa a millones de mujeres, las barreras mentales se pueden convertir en muros infranqueables a la hora de disfrutar sexualmente y sentirnos a gusto en nuestra piel.

Así que a parte de ser conocedora de información veraz y de autoexplorarte, es importantísimo que no te juzgues, que no seas cruel contigo misma y que, si tienes la suficiente confianza con tu compañer@, podáis hablar de vuestros fantasmas. Pues te vuelvo a recordar que no hay peor enemiga que uno misma y que el principal órgano sexual es nuestro cerebro y si nosotras nos autoboicoteamos, difícilmente podremos disfrutar con los 5 sentidos y de manera plena de nuestras interacciones sexuales.

Y si pese a todo lo anteriormente comentado, no consigues llegar al orgasmo, no pasa absolutamente nada, porque al menos sabrás más de ti y habrás disfrutado de unas dosis de caricias. No obstante, si las dificultades te superan, no dudes en ponerte en contacto con tu médico para descartar cualquier causa orgánica y poder así empezar a trabajar para aprender a tener un orgasmo, porque sí, los orgasmos se aprenden.

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