Suelo pélvico y sexualidad

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De un tiempo a esta parte mucho se ha escrito y hablado sobre la importancia de tener un suelo pélvico en buena forma. Por eso los ejercicios Kegel se han hecho su propio hueco en las rutinas de ejercicio de muchas mujeres y hombres.

Pero ¿qué es exactamente el suelo pélvico? ¿por qué es tan importante ser conscientes de ejercitarlo? Y ¿qué relación guarda con una buena sexualidad?

El suelo pélvico es un conjunto de músculos y ligamentos que cierran la cavidad abdominal en su parte inferior. Su función es sostener los órganos pélvicos; vejiga y uretra, útero y vagina; y recto, en la posición adecuada porque de ello depende su normal funcionamiento. Para que lo entendáis mejor, el suelo pélvico es como un “puente colgante” que se sostiene desde el pubis hasta el hueso del sacro, es decir, donde finaliza la columna vertebral.

Hay que tener en cuenta que el “puente” es dinámico y se adapta a nuestros movimientos y cambios posturales, con la tensión adecuada para sujetar nuestros órganos.

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Muchas son las personas que son conscientes de sus bíceps o cuádriceps y de la importancia de trabajarlos para mantener una vida saludable, así que el musculo pubococcígeo (PC) requiere que le demos la misma importancia que a los otros músculos de nuestro cuerpo, ya que si tenemos un PC debilitado, afectará a nuestra calidad de vida y nuestros bienestar físico y psíquico.

¿Qué problemas pueden derivarse de un suelo pélvico debilitado?

Puede provocar incontinencia urinaria, molestias, prolapsos (caído de los órganos intraabdominales), dolor de espalda y sí, también disfunciones sexuales.

Por tanto, tener una buena pauta de ejercicios adaptada a las necesidades de cada uno/a, son altamente recomendables para prevenir y también trabajar cuando existe alguna problemática como algunas disfunciones sexuales como el vaginismo (imposibilidad de penetración), la dispareunia (dolor en la penetración) o la eyaculación precoz.

Tenéis que ser muy conscientes si lo que necesitáis es fortalecer vuestra musculatura, es decir, debemos tener muy presente que no todas las disfunciones del suelo pélvico son debidas a una debilidad de estos músculos (hipotonía) que tengamos que tratar de fortalecer. Cuando existe vaginismo o dolor en las relaciones sexuales, dolor en la zona pélvica o genital, urgencia miccional, vaciado incompleto de vejiga o estreñimiento, son posibles síntomas de hipertonía o exceso de tensión en los músculos del suelo pélvico.

El suelo pélvico es una pieza clave en las relaciones sexuales tanto en el hombre como en la mujer. Forma parte del mecanismo de la erección y control eyaculatorio en el hombre y en la intensidad y calidad del orgasmo en la mujer. Así pues, la mejora de nuestro suelo pélvico, también nos ayudará a tener relaciones sexuales más satisfactorias.

Hay etapas en la vida de las mujeres donde el suelo pélvico sufre de manera especial como, por ejemplo, en el embarazo, parto y pos-parto y, posteriormente, todo el periodo de la menopausia. Por ello, es necesario mantener un correcto estado de la musculatura del suelo pélvico facilita el parto y la recuperación posterior.

Por otro lado, la debilidad de la musculatura del suelo pélvico es responsable de patologías tales como los prolapsos o descensos de vísceras abdominales y también de distintas disfunciones sexuales. El trabajo del suelo pélvico asegura una mejor flexibilidad de la zona y por tanto, aseguran los fisioterapeutas, más elasticidad, movilidad y menos dolor.

Hay mujeres que sufren dolor durante la penetración, o tienen dificultades para ponerse un tampón o la copa menstrual. Y si bien es cierto que la ansiedad o el miedo harán que nuestra musculatura no se relaje, y por tanto haya dificultad en la dilatación, también puede haber alguna dificultad física, como una contractura en nuestro suelo pélvico, que impida la penetración, por ejemplo.

Pero debéis ser sumamente conscientes que hay muchas disfunciones cuyo origen se encuentra en el el exceso de tensión o hipertonía en el suelo pélvico, en cuyo caso, un tratamiento dirigido a fortalecer la musculatura, estaría completamente contraindicado, así pues, no utilices bolas chinas sin saber si es lo que realmente necesitas.

Pero si hay una patología donde el suelo pélvico juega un papel crucial esa es la incontinencia urinaria. Según datos proporcionados por el Hospital San José de Madrid, el 45% de las mujeres tiene este problema a lo largo de su vida. Pero éste y todos los demás trastornos pueden ser prevenidos y tratados manteniendo en buen estado de esta musculatura. Por ello es muy importante que todas las mujeres -tengan o no alguna dificultad-, aprendan a realizar estos ejercicios y los incorporen a su rutina semanal, ya que el beneficio es apreciable en cualquier momento a lo largo de la vida de la mujer.

De hecho, actualmente sigue habiendo muchos anuncios de compresas dirigidos a mujeres con pérdidas de orina, en vez de fomentar la consciencia del músculo PC, además, las comprensas suelen tener químicos que alteran la flora vaginal haciendo que el problema se agrave.

A parte de los beneficios anteriormente citados, cabe añadir que el trabajo del suelo pélvico ayuda a optimizar la postura global corporal y a mantener el abdomen firme, e incluso mejora notablemente los síntomas de distintas patologías que afectan a la columna vertebral, como la escoliosis.

¿Cómo se trabaja el suelo pélvico?

Primero de todo, y como en todo ejercicio que se precie, es necesario que un/a profesional nos guie y nos oriente según nuestras necesidades y/o objetivos. El/la especialista encargado de éste trabajo es el/la fisioterapeuta especializado en suelo pélvico y su función, entre otras, es enseñarte a conocer tu propio cuerpo, a tomar consciencia de tu musculatura y, según tus necesidades, pautará los ejercicios que te ayudarán a mejorar.

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Las rutinas a realizar son diferentes en función de las necesidades individuales, desde los famosos ejercicios de Kegel –contracción de músculos perineales- y los abdominales hipopresivos, hasta los puramente específicos para ejercitar las distintas zonas del suelo pélvico.

Obviamente, y vuelvo a recalcar, cada persona es diferente y dependiendo de la casuística se puede trabajar con diferentes instrumentos como conos o dilatadores vaginales, bolas chinas, electroestimulación, etc.

Hay que tener en cuenta que las rutinas requieren de un tiempo específico para ver mejorías y que, como en cualquier ejercicio, no se trata de utilizar mucho peso de buenas a primeras, ni de hacer más repeticiones de las necesarias, puesto que el exceso de ejercicio podría ser contraproducente y podría congestionar y dañar la musculatura. Os pongo un ejemplo, el primer día que nos apuntamos al gimnasio, no levantamos pesas con un peso elevado, ni tampoco hacemos muchas repeticiones, vamos haciendo los ejercicios de manera progresiva y gradual para no dañarnos, pues en los músculos pucoccígeos, lo mismo.

Referencias:

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