Cada persona es única y eso es indiscutible. Los seres humanos poseemos 2m2 de piel para disfrutar y explorar, y por tanto no hay un abecedario sexual al que regirse punto por punto a la hora de tocar, acariciar y/o estimular.
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Lo que si es cierto es que aproximadamente el 20% de personas no saben reconocer su anatomía genital. Esto es así. Hay mucho desconocimiento de nuestro cuerpo. Y la pregunta es ¿si no nos conocemos a nosotros mismos, cómo podremos comunicar lo que nos gusta? Conocer el propio cuerpo es la mejor manera de conseguir placer.
Cualquier edad es buena para el aprendizaje sexual y siempre es posible descubrir nuevas zonas de placer. A la vez que indagamos, estamos propiciando el juego, el deseo y la comunicación, aspectos de vital importancia para poder disfrutar al máximo de nuestras relaciones sexuales.
¿Cuáles son las zonas erógenas?
Las zonas erógenas son aquellas más susceptibles de producir deseo o placer erótico al ser acariciadas. Y las podemos dividir en dos: Las zonas erógenas primarias y secundarias.
Las primarias son sensibles eróticamente porque a ellas llegan gran cantidad de terminaciones nerviosas.
Zonas erógenas primarias:
Para hombres y mujeres, suelen ser las mismas.
Y suelen ser zonas exclusivamente genital.
- Los genitales:
Pene. El glande es la arte más sensible junto con los testículos.
Vulva- parte externa-; Clítoris (8500 terminaciones nerviosas), labios internos y externos. - El perineo. Se encuentran los órganos sexuales externos y el ano.
- El ano.
- La parte interior de los muslos.
- Las nalgas
- Los pechos (especialmente los pezones).
- La boca y la lengua.
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Las zonas erógenas secundarias:
- Serían aquellas zonas reactivas que varían de una persona a otra.
- Orejas.
- Cuello.
- Hombros.
- Pies.
- Espalda.
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Como he mencionado al principio, cada persona es única y las preferencias varían de una persona a otra, lo que puede reflejar posibles diferencias biológicas, de actitud y de experiencia.
Pero si las estimulamos a destiempo, estas zonas erógenas pueden convertirse en zonas erróneas. En definitiva, podemos considerar que todo el cuerpo es una zona erógena, donde la piel es la mayor fuente de sensaciones.
No limites tus zonas erógenas, en el mapa de tu cuerpo queda mucho por descubrir. ¡Atrévete! Y recuerda que la la zona más erógena por excelencia es, sin duda, el cerebro.